Un hombre que abandonó la sociedad hace 50 años: un vistazo a su casa aislada

Imagínese llevar ropa de piel de oveja y depender de un reloj de sol para saber la hora. 🏕️🌄 ¡Un hombre llamado Flaminio lo dejó todo, se distanció de la sociedad y se embarcó en una vida salvaje! 💪😮 ¡NO tiene teléfono ni Internet! 📵📴 ¡Nuestro héroe ha olvidado lo que es formar parte de la civilización comiendo lo que cultiva y sin comunicarse con nadie más que consigo mismo! 😱🤯 ¡Echemos un vistazo más de cerca a su vida en este artículo! 👇

La idea de vivir como un recluso podría sonar como algo del pasado lejano, un estilo de vida que una vez eligieron los monjes medievales que buscaban la iluminación. Pero en realidad, hoy en día la gente sigue tomando la decisión de alejarse por completo de la sociedad.

¿Qué les mueve? Algunos anhelan la sencillez, otros buscan la paz y otros simplemente quieren escapar de las presiones de la vida moderna, como mi tío Enrico.

Por ejemplo, Flaminio. Con su pelo alborotado y su larga barba blanca, tiene exactamente el aspecto de un ermitaño. Lleva más de cinco décadas viviendo en una remota granja del norte de Italia, completamente alejado del mundo exterior.

50 años fuera de la red: un vistazo a su remoto hogar
Su viaje hacia el aislamiento comenzó con sólo 23 años cuando, sin previo aviso, le echaron de casa. En lugar de rehacer su vida en sociedad, tomó una decisión inesperada: dejarlo todo atrás y abrazar la soledad, acompañado únicamente por su rebaño de ovejas.

Hay algo casi poético en su existencia. Flaminio ha cortado todos los lazos con la civilización moderna: ni televisión, ni teléfono, ni Internet.

Con los años, ha dominado el arte de la autosuficiencia. Cose su propia ropa con piel de oveja y utiliza un reloj de sol fabricado por él mismo para medir el tiempo.

Una vida marcada por la naturaleza
Su rutina diaria está dictada por las necesidades humanas más básicas. Sólo come lo que cultiva y disfruta del queso fresco elaborado con la leche de sus ovejas.

Cuando escuché su historia por primera vez, no entendía por qué alguien elegiría voluntariamente una vida así. Pero cuanto más pensaba en ello, más me daba cuenta de que quizá Flaminio haya descubierto una verdad que muchos de nosotros, en el mundo moderno, hemos olvidado.

El aislamiento no significa necesariamente miseria. Para él, la soledad es una decisión consciente, un camino hacia una existencia más significativa.

50 años de reclusión: un hogar sin igual
«Por las noches, a veces me siento un poco solo… quizá incluso un poco triste», admite en un documental sobre su vida. «Pero por la mañana, cuando veo a mis ovejas, me siento en paz».

 

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