Crecieron mirando la pantalla donde Brad Pitt representaba la seguridad, la belleza y el éxito.
Con el tiempo, la simple admiración se convirtió en una verdadera obsesión.
Dos hermanos de Arizona, Matt y Mike Schlepp, decidieron hacer realidad su sueño: convertirse en copias exactas de la estrella de Hollywood. 💉
Durante diez años, se sometieron a decenas de procedimientos, cambiaron la forma de su rostro, gastaron más de 20.000 dólares y se transformaron por completo.
Hoy sus fotos no dejan a nadie indiferente — los gemelos parecen salidos de una revista dedicada a Brad Pitt. 😱
Pero detrás de esta transformación no hay solo un deseo de fama: es una historia sobre la búsqueda del ideal, y sobre hasta dónde puede llegar una persona por alcanzar su sueño.
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Mientras una joven iraní de 19 años sorprendía al mundo al convertirse en la doble de Angelina Jolie, en Estados Unidos surgieron quienes no quisieron quedarse atrás.
Los gemelos de Arizona, Matt y Mike Schlepp, no se conformaron con inspirarse en una celebridad — decidieron literalmente transformarse en la otra mitad del legendario dúo “Brangelina”: el propio Brad Pitt.

Todo empezó con una admiración adolescente.
Los hermanos confiesan que desde niños consideraban a Pitt la encarnación de la belleza masculina y el carisma.
Con el tiempo, esa admiración se volvió obsesión: Matt y Mike se propusieron no solo parecerse a su ídolo, sino convertirse en su reflejo.
Para lograrlo, tomaron medidas radicales.
Gastaron más de 20.000 dólares en cirugías plásticas y tratamientos estéticos.
Les remodelaron la nariz, el mentón y los pómulos, se colocaron implantes y siguieron costosos cuidados para la piel — todo con un único objetivo: ver en el espejo el rostro de su ídolo, Brad Pitt.

El camino no fue fácil.
Tras numerosas operaciones, enfrentaron meses de recuperación y duras críticas del entorno.
Aun así, aseguran que el resultado valió cada dólar.
Hoy Matt y Mike afirman con orgullo que escuchan siempre lo mismo:
«Te pareces a Brad Pitt».
Y para ellos, ese es el mayor reconocimiento.

«No queríamos solo parecernos a él.
Queríamos sentir esa confianza, ese carisma que lo hacen especial», confiesan los hermanos.
Una historia que invita a reflexionar: ¿dónde está el límite entre la admiración y la obsesión?
¿Hasta qué punto es válido transformar el propio cuerpo en busca de un ideal?
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