«Lo que empezó como un simple hábito se convirtió en una tradición para toda la vida. Cuando Otto Anders llevó su colección de monedas al banco, nadie esperaba el total final. Vea la historia que hay detrás de su proyecto de 45 años de monedas de un céntimo en el siguiente artículo 👇
Entre las rutinas y responsabilidades diarias, la gente suele disfrutar de aficiones que les ayudan a relajarse o desconectar. Para algunos, es el deporte o la pintura. Para otros, puede ser algo tan sencillo como coleccionar cosas. En Estados Unidos, un hombre encontró su vía de escape en la forma más pequeña de dinero: los céntimos.
En 1970, Otto Anders empezó a coleccionar monedas de un céntimo. Lo que empezó como un pequeño hábito se convirtió en una obsesión que duró décadas. Al principio, pensó que sería divertido reunir un poco de calderilla. Pero con el tiempo se convirtió en una tradición personal, algo con lo que realmente disfrutaba.
Pronto, recoger céntimos de la acera o cambiar billetes por monedas en las tiendas se convirtió en parte de su rutina. Otto incluso visitaba las playas para buscar monedas sueltas. Se convirtió en algo más que un pasatiempo: era una forma de vida.
Pasaron los años y su colección siguió creciendo. Durante 45 años, llenó una caja tras otra de monedas hasta que se quedó sin espacio para guardarlas. Sin embargo, nunca se sintió preparado para canjearlos. Sus amigos le preguntaban a menudo cuánto había ahorrado, pero Otto no lo sabía. No lo hacía por dinero, era algo que le gustaba.
Finalmente, después de casi medio siglo, decidió que había llegado el momento de averiguarlo.
Cargó todas las pesadas cajas en su coche y condujo hasta el banco. Cuando llegó, el personal se sorprendió: ya habían visto a gente intercambiar monedas, pero nunca en tal cantidad. Las monedas se introdujeron en una máquina contadora y, cuando apareció el total final, sorprendió a todos: Otto había ahorrado más de 5.000 dólares.
Claro, no era una fortuna. Pero teniendo en cuenta que cada moneda valía sólo un céntimo, la cantidad era impresionante.
Para Otto, lo importante no era el dinero. Siempre había soñado con unas vacaciones relajantes, pero las iba posponiendo por otros gastos. Esta vez decidió que se lo había ganado. Después de 45 años ahorrando, se concedió el descanso que se merecía desde hacía tiempo y empezó a pensar qué nueva afición podría probar a continuación.
¿Alguna vez te has dedicado a una afición durante años? Díganos en los comentarios qué ha coleccionado o cuál sería su proyecto soñado a largo plazo.